Éfeso, una de las ciudades más antiguas de Turquía
por Cristóbal Manjón | 22 de febrero de 2021La ciudad de Éfeso se encuentra al oeste de Turquía, en Asia Menor, a orillas del mar Egeo. Este bello lugar llegó a ser una de las poblaciones más importantes del antiguo mundo, centro religioso, cultural y comercial, con un legado impresionante y lleno de historia.
Éfeso fue ciudad de varias civilizaciones, y su historia se remonta a la prehistoria. Fundada en el siglo X a.C como parte de la Antigua Grecia, se la considera la civilización más antigua del mar Egeo.
Luego pasó a los romanos y fue expandiéndose hasta convertirse en la segunda ciudad más poblada del Imperio Romano: se estima que cerca de 300.000 personas vivían en Éfeso. Otro ejemplo de su notoriedad es que fue nombrada en la Biblia.
Su puerto fue el más importante por su estratégica ubicación: era la puerta de entrada a Asia Menor y poseía un puerto comercial que iba a parar al mar Egeo y al Mediterráneo.
Aquí puedes descubrir los lugares que ver en Éfeso, incluyendo a las famosas ruinas de Éfeso.
Éfeso mapa: ¿Éfeso dónde está?
La ciudad de Éfeso se encuentra en la región de Esmirna, al oeste de Turquía.
Bañada por el mar Egeo, esta ciudad de la Antigua Grecia fue fundada en el siglo X a.C. y fue una de las doce ciudades miembro de la Liga Jónica. Más adelante se convirtió en un lugar importante en el culto cristiano: se dice que allí vivió la Virgen María por un tiempo. También estableció su residencia en Éfeso el apóstol San Juan, quien murió en la ciudad.
Aunque fue parcialmente destruida por un terremoto en el año 614, todavía sobreviven algunos de sus edificios más importantes. Fue inscripta en la lista de Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2015.
Las ruinas de Éfeso: Qué ver en Éfeso
La Puerta de Hércules
Dos pilares enfrentados y esculpidos con una imagen representativa de Hércules vistiendo una piel del león de Nemea componen la Puerta de Hércules dentro de las ruinas de Éfeso.
Los pilares datan del siglo II d.C. y dan la entrada a la famosa avenida de los Curetes, donde se encontraban las estatuas de los ciudadanos más notables. El nombre de Curetes proviene de la mitología griega y se empleaba para hacer mención a los semidioses. Luego se utilizaría para designar a un tipo de sacerdotes en la antigua ciudad de Éfeso.
El Templo de Artemisa
Este templo de la época helénica, considerado como una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue construido en honor a la diosa Artemisa o Diana, como la llamaban los romanos. En la mitología griega, Artemisa era la hermana gemela de Apolo y la hija de Zeus. Era considerada como la diosa de la fertilidad, de la caza y de la guerra, una de las doce grandes divinidades olímpicas.
Fue el último rey de Lidia, el Rey Creso, de la dinastía de Mermnada, quien mandó construir este templo y no pudo verlo acabado, ya que se tardaron cerca de 120 años en terminarlo.
El poeta griego Antípatro de Sidón fue uno de los escritores que elaboró la lista de las siete maravillas del mundo antiguo, incluyendo al Templo de Artemisa, que fue mencionado con la siguiente descripción:
“He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande".
En el año 356 a.C., justo la noche que nació Alejandro Magno, un pastor llamado Eróstrato destruyó el templo prendiéndole fuego. Según está registrada la historia, este hecho fue confesado bajo tortura por el rey Artajerjes. El pastor quería obtener fama a cualquier precio y planeó incinerar el templo para que su nombre fuese conocido por el mundo entero.
El Templo de Artemisa posee una arquitectura que fue tratada con mucho mimo y dedicación. El sagrado estaba compuesto por varias edificaciones que, en su descubrimiento, los arqueólogos las fueron denominando con letras sucesivas, siendo el edificio con la letra D el más antiguo e importante.
Se estima que el templo tenía unas dimensiones de 115 metros de largo por 55 metros de ancho. Tenía 127 columnas con una altura de 18 metros y fue construido principalmente en mármol. Después del incendio hubo modificaciones, elevando el templo sobre una plataforma escalonada llamada crepidoma.
Aunque ya queda poco de esta construcción, la fundación Selçuc Artemis Culture, Arts and Education tiene prevista la construcción de Artemisión por tercera vez en la historia. La idea es mantener las mismas dimensiones de su antecesor y quieren que la construcción se realice en la zona de Karatepe, que se encuentra a unos 1500 metros de la ubicación original del templo.
Gran Teatro de Éfeso
Música, representaciones artísticas e incluso algún consejo parlamentario es lo que nos podíamos encontrar en los teatros de la época. Uno de los más impresionantes encontrados es el Gran Teatro de Éfeso. Se cree que era uno de los más grandes de su época y que podía llegar a albergar cerca de 24.000 personas.
El Gran Teatro representa una obra maestra de la arquitectura antigua. Cuenta con 66 filas divididas en 3 secciones que alcanzan una altura máxima de 30 metros y con una disposición de semicírculo de 220 grados. Situarse en el punto más alto del teatro puede llegar a provocar vértigo. Con este tipo de diseño se lograba una gran acústica, haciendo que el sonido viajase a través de todo el recinto, desde lo más bajo a lo más alto.
Además de utilizar el teatro para obras de entretenimiento y musicales, uno de sus usos habituales era para discutir temas políticos, filosóficos o religiosos. Fue en este teatro donde el Apóstol de los gentiles, San Pablo, empezó a predicar, atrayendo poco a poco la atención de muchos efesios, convirtiéndose así en el evangelizador de Éfeso, algo que no gustó a muchos de sus habitantes, que llegaron a provocar una serie de protestas públicas contra San Pablo.
Biblioteca de Celso
De toda la magnificencia de las ruinas de Éfeso, cabe destacar la biblioteca de Celso, construida en honor a Tiberio Julio Celso Polemeanoes, y que le serviría también como tumba monumental, algo poco habitual en aquellos tiempos.
Es el edificio mejor conservado y más imponente de Éfeso, y era la tercera biblioteca más grande del mundo antiguo, siguiendo a la de Alejandría y Pérgamo. Fue construida en torno al año 135 y se estima que allí se almacenaban entre 12.000 y 15.000 pergaminos. La importancia de este magnífico edificio nos sirve como testimonio de lo que eran las bibliotecas en tiempos romanos.
La biblioteca fue destruida en el año 262 a.C. por una serie de catastróficas desdichas. Primero hubo una invasión de los godos, que atacaron la ciudad e incendiaron la biblioteca. Ese mismo año un terremoto sacudía la ciudad provocando el derrumbe de gran parte del edificio, quedando solo la fachada principal que cayó por otro terremoto en el siglo X aproximadamente, quedando en ruina durante más de 900 años.
En 1970 y a lo largo de los siguientes ocho años, el arqueólogo Volker Michael Strocka estuvo al frente de una campaña para la reconstrucción de la biblioteca, donde intentó recuperar los fragmentos que adquirieron los museos de Viena y Estambul. Sustituyeron todas las partes que pudieron recuperar y las que no, las reemplazaron con copias. Solo se reconstruyó la imponente fachada, quedando el resto de la biblioteca en ruinas como parte de la historia.
El Templo de Adriano
No queda mucho del templo, pero es considerado como uno de los mejor conservados y más atrayentes de la Calle Curetes. Pese al imponente nombre de “templo”, no es tan grande como cabe esperar.
Poseía una arquitectura muy ornamentada. Su parte frontal era un arco presidido por un relieve de la diosa de la fortuna, Tyche. A este relieve le seguía una estela de hojas donde se encontraba otro relieve de Medusa. Todo esto se posaba sobre dos pilares y dos columnas en su parte central.
A día de hoy poco queda de este templo, aunque aún se aprecian las columnas y el arco y se pueden intuir algunos de sus relieves.
Si nos asomamos al templo, podremos ver los laterales cubiertos de friso con relieves de la época, llegando a distinguir a un hombre cazando a un jabalí, a Dionisio en procesiones rituales o a las mitológicas Amazonas. Un último friso muestra a Apolo y Heracles, hijo de Teodosio y de la diosa Atenea, aunque todos estos frisos son solo réplicas de los originales, que se encuentran en el Museo de Éfeso.
Publio Elio Adriano, que era el nombre completo del emperador, era uno de los “cinco emperadores buenos”, concretamente el tercero. Fueron los cinco primeros miembros de la dinastía más longeva conocida como Antonina. Se cree que Adriano nació en Itálica, y que gracias a su reinado el imperio logró la expansión territorial más amplia de su historia, hecho que bastó para construir este templo en su honor.
La casa de la Virgen María en Éfeso
Este lugar de culto no está situado dentro de las ruinas de Éfeso: se encuentra al sur, a unos 8 kilómetros de las ruinas, en la reserva nacional de Meryemana Tabiat Park.
Se cree que la Virgen María vivió sus últimos años en Éfeso con el Apóstol San Juan, después de la muerte de Jesús. Según el Evangelio, mientras Jesús se encontraba crucificado, pidió al Apóstol San Juan que acogiese a su madre en casa del discípulo. Han sido varios los documentos que se han encontrado haciendo mención al acto y aumentando esta creencia.
Los restos más antiguos encontrados en esta zona datan de los siglos VI y VII. En investigaciones recientes se dice que pudo haber existido una villa romana durante el primer siglo después de Cristo.
Los siete durmientes de Éfeso
Dice la leyenda de los siete durmientes de Éfeso Maximiliano, Lámbilico, Martín, Juan, Dionisio, Exacusodio y Antonino que hicieron caso omiso de las exigencias del emperador Decio, quien ordenó realizar un sacrificio a los dioses paganos a la que estos siete se resistieron.
Huyeron a la sierra escondiéndose en una cueva, pero los hombres de Decio los encontraron durmiendo en dicha cueva y decidieron taponar la entrada para que muriesen dentro. La leyenda dice que nunca murieron, que continuaron durmiendo plácida y felizmente, sin sufrir ni pasar penas.
Cientos de leyendas y relatos como este podrás descubrir y escuchar en la ciudad de Éfeso, lugar en el que podrás aprender mucho sobre la arquitectura de la época, costumbres y derivaciones históricas que hasta ahora solo habías leído en libros.
Actualmente las ruinas son visitadas principalmente por cruceros repletos de turistas procedentes de Kusadasi. Es un lugar amplio que no ha sido excavado por completo y en el que, con el paso del tiempo, nos irán descubriendo más pedacitos de historia.